lunes, 12 de abril de 2010

La pasta

Se utiliza en la mayoría de los países y de los hogares, pero ¿qué cosas sabemos sobre la pasta?.

Llamamos genéricamente pasta a los alimentos preparados con una masa cuyo ingrediente básico es la sémola de trigo duro, aunque en ocasiones se mezcla también con sémola de trigos blandos, mezclada con un 20-30% de agua. También se le pueden añadir sal y otros ingredientes, y es posteriormente desecada. La pasta de sémola es de color crema o amarillento, es flexible y se suele denominar como “pasta alimenticia simple”, si se le añaden otros ingredientes como huevo, leche, verduras y hortalizas se denominan pastas compuestas.

Historia:

Su origen suscita polémica y no hay certeza alguna, pero es cierto que hay

datos que permiten confirmar que en la zona de Nápoles en la época griega se usaba la pasta, también datan su origen 1.500 años A.C. en China y hay que la asocia a las invasiones árabes de finales del s. VII.

Ya en el siglo IX se elabora en Sicilia, y cuentan que Marco Polo trajo la pasta a Europa procedente de China. Pero no es hasta el s. XVIII y XIX cuando alcanza su mayor apogeo, afianzándose en España durante el reinado de Carlos III.

Nutrición:

La pasta contiene entre un 75 a un 77% de hidratos de carbono, algunos de lenta absorción como el almidón, un 12% de proteínas, la más importante es el gluten, un 1% de grasa y un 10% de agua y minerales. Cada 100 gramos de pasta aporta unas 365 kilocalorías.

Sin embargo al ser deficiente en aminoácidos esenciales y tener un bajo contenido mineral y vitamínico, es aconsejable el uso de harinas integrales y acompañar la pasta de otros ingredientes en la preparación de los platos, como la carne, verduras, huevos, queso,.... lo que hará que el resultado final sea además de delicioso, nutritivo y que tenga un mayor contenido en proteínas, vitaminas y minerales.

La pasta es uno de los alimentos más completos y recomendables y está especialmente indicada para deportistas, personas de edad avanzada, personas con problemas de sobrepeso u obesidad (ya que no engorda si no se abusa de salsas y grasas), diabéticos y personas con colesterol.

La pasta está muy presente en la dieta mediterránea.

La pasta puede ser:

Fresca, elaborada de forma artesanal, se vende recién hecha y sin secar totalmente. Debe conservarse entre 8 y 10 grados C para que no se estropee y debe consumirse poco después de su elaboración y necesita menos tiempo de cocción.

Seca, es la más usada en España, se prepara industrialmente y se vende envasada y no requiere ningún cuidado especial para su conservación, aunque es mejor consumirla cuanto más reciente sea su fabricación.

En otros países como Italia hay costumbre de hacer la pasta, generalmente laminada, en casa.

Existe una gran variedad de tipos de pasta en función de los ingredientes utilizados del tamaño y de las formas que se le puede dar: filamento (espaguetis, nidos,...), tubular (macarrones, cannellonis,...), de cinta (fettuccine, linguine,...), de loncha (lasagna, crepes,...), micro pasta (funghini, anelli,...), con formas regulares (farfalle, fiori,...) o irregulares (ñoquis, spätzle,...), también se pueden rellenar con carne, pescado, verduras, queso, etc. (raviolis, tortellinis, caneloni,...), adaptándose cada formato mejor a las distintas preparaciones.

Preparación:

La pasta debe estar cocida al dente, exterior blando e interior duro, ya que si están demasiado cocidas pierden consistencia.

Para condimentar la pasta la mejor materia grasa es el aceite de oliva virgen extra. Para dar aromas se utilizan plantas aromáticas como el perejil, la albahaca, el orégano, etc. Y acompañadas de un refrito de verduras y hortalizas, como el tomate, apio, cebolla, ajo, etc. hacen de la comida un momento casi insuperable. Si además se consume con carne o productos del mar la variedad de platos se hace casi infinita.

Seguridad:

Su bajo contenido en agua permite una mejor conservación durante largo tiempo si se mantienen unas condiciones óptimas de empaquetado y almacenamiento.

Aunque raramente presentan problemas de toxoinfección, ya que no se consumen crudas, sino tras un tratamiento térmico que elimina una parte muy significativa de los microorganismos, no es conveniente dilatar su consumo tras la cocción y en su caso deben ser manipuladas y conservadas en las condiciones adecuadas, por lo que el mejor consejo es consumirlas después de su preparación, para garantizar su seguridad y evitar recontaminaciones. En caso contrario deben ser refrigeradas, aunque esto provoque perdidas nutricionales..

Debido a que se elabora con trigo no pueden ser consumidas por personas con intolerancia al gluten.

Wikipedia.

Puleva salud.

Banco de imágenes de ISTFIC.

No hay comentarios:

Publicar un comentario