lunes, 5 de abril de 2010

Acoso escolar III


El acosador escolar no tiene por qué padecer ninguna enfermedad mental o trastorno de la personalidad grave, pero presenta normalmente algún tipo de psicopatología, fundamentalmente, presenta ausencia de empatía (es incapaz de ponerse en el lugar del acosado y es insensible al sufrimiento de éste), y algún tipo de distorsión cognitiva (su interpretación de la realidad suele eludir la evidencia de los hechos y suele comportar una delegación de responsabilidades en otras personas).

El acosador normalmente responsabiliza de su acción acosadora a la víctima, que le habría molestado o desafiado previamente, con lo que no refleja ningún tipo de remordimiento respecto de su conducta (los datos de diversos estudios indican que, aproximadamente, un 70% de los acosadores responden a este perfil).

Estos mismos estudios identifican en los acosadores escolares la existencia probable de una educación familiar permisiva que les puede haber llevado a no interiorizar suficientemente bien el principio de realidad (ver video de artículo “acoso escolar II, familia): los derechos de uno deben armonizarse con los de los demás. La consecuencia es la dificultad para ponerse en el lugar del otro por una carencia de altruismo vinculada a un ego que crece a costa de los demás, meros instrumentos a su servicio, y que tiene un umbral de frustación muy bajo. Algunos autores denominan a este tipo de niño como niño tirano.


El entorno escolar.


El niño mal educado en la familia probablemente reproducirá en la escuela los hábitos adquiridos. Ni respetará, ni empatizará con los profesores, ni con sus compañeros. Sus frustaciones quizás le lleven a elegir un cabeza de turco. A menudo será aquel compañero que haga patente sus limitaciones y carencias, o que simplemente le parezca vulnerable.

Se puede dar el caso de que la ausencia en clase (o, en general, en el centro educativo) de un clima adecuado de convivencia pueda favorecer la aparición del acoso escolar. La responsabilidad al respecto oscila entre la figura de unos profesores que no han recibido una formación específica en cuestiones de intermediación en situaciones escolares conflictiva, y la disminución de su perfil de autoridad dentro de la sociedad actual.

Por todo lo anterior se hace imprescindible contar con un Programa de Convivencia en cada centro escolar, en el que se primen cuestiones como la prevención y la mediación, preferentemente entre iguales.


La televisión.

El mensaje implícito de determinados programas televisivos, de consumo frecuente entre adolescentes exponen un modelo de proyecto vital que busca la aspiración a todo sin renunciar a nada para conseguirlo, siempre y cuando eso no signifique esforzarse o grandes trabajos, constituye otro factor de riesgo para determinados individuos.

Los expertos han llegado también a la conclusión de que la violencia en los medios de comunicación tiene efectos sobre la violencia real, sobre todo entre niños. Se discute, no obstante, el tipo de efectos y su grado: si se da una imitación indiscriminada, si se da un efecto insensibilizador, si se crea una imagen de la realidad en la que se hiperboliza la incidencia de la violencia, etc. y desde luego teniendo en cuenta que el grado de afectación vendrá dado por las características tanto del sujeto, como del entorno social y familiar en el que se desenvuelve.


Prevención.

No hay una solución simple al acoso escolar, las medidas que se deben poner en marcha deben actuar de forma simultanes sobre todos los factores intervinientes, factores individuales, familiares y socioculturales, siendo la única vía posible la prevención del acoso escolar, realizándose ésta en distintos niveles.

Una prevención primaria sería responsabilidad de los padres (apostando por una educación democrática y no autoritaria, pero no exenta de normas cuyos incumplimientos tengan consecuencias), de la sociedad en conjunto y de los medios de comunicación (en forma de autorregulación respecto de determinados contenidos).

Una prevención secundaria sería las medidas concretas sobre la población de riesgo, esto es, los adolescentes (fundamentalmente, promover un cambio de mentalidad respecto a la necesidad de denuncia de los casos de acoso escolar aunque no sean víctimas de

ellos), y sobre la población directamente vinculada a esta, el profesorado (en forma de formación en habilidades adecuadas para la prevención y resolución de conflictos escolares y la puesta en marcha de planes de convivencia en los centros), tal y como se está desarrollando en la violencia de genero y que tan buenos resultados está cosechando.

Por último, una prevención terciaria serían las medidas de ayuda a los protagonistas de los casos de acoso escolar, acosadores y acosados, una vez detectadas las situaciones, y que permitan que estas no vuelvan a producirse.


Resolución de conflictos.

La primera actuación que debemos poner en marcha para actuar en los casos de acoso escolar es la elaboración de protocolos de actuación e intervención en los centros educativos para los supuestos de maltrato, discriminación o agresiones que el alumnado pudiera sufrir, garantizando su seguridad y protección, así como la continuidad de su aprendizaje en las mejores condiciones.

El conflicto forma parte de la vida y es un motor de progreso, pero en determinadas condiciones puede conducir a la violencia. Para mejorar la convivencia educativa y prevenir la violencia, es preciso enseñar a resolver conflictos de forma constructiva; es decir, pensando, dialogando y negociando. Un posible método de resolución de conflictos se desarrolla en los siguientes pasos:

  • Definir adecuadamente el conflicto.

  • Establecer cuáles son los objetivos y ordenarlos según su importancia.

  • Diseñar las posibles soluciones al conflicto.

  • Elegir la solución que se considere mejor y elaborar un plan para llevarla a cabo.

  • Llevar a la práctica la solución elegida.

  • Valorar los resultados obtenidos y, si no son los deseados, repetir todo el procedimiento para tratar de mejorarlos.

Es imprescindible que estas fases se incluyan en el plan de convivencia del centro, donde se describan las distintas fases del proceso, para facilitar su realización. En los programas de prevención de la violencia escolar que se están desarrollando en los últimos tiempos, se incluyen la mediación y la negociación como métodos de resolución de conflictos sin violencia, obteniéndose en estos casos muy buenos resultados.

Fotos cortesía de ISFTIC.

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