En los casos en que los centros disponen de instalaciones de cocina propias y la comida se realiza en dichas instalaciones hablamos de cocina in situ. Antes de iniciar la utilización de la cocina in situ es necesaria la realización de un estudio de mejora y optimización de las instalaciones existentes.
El objetivo debe ser lograr los más altos niveles de seguridad, higiene y eficacia de las instalaciones.
El objetivo debe ser lograr los más altos niveles de seguridad, higiene y eficacia de las instalaciones.
El trabajo en los centros debe estar regido por un exigente código interno de higiene y mantenimiento (como en el caso de nuestra empresa aún más exigente que la legislación vigente en nuestro país).
La cocina in situ permite atender con mayor flexibilidad y rapidez las necesidades puntuales e imprevistas de los usuarios.
Los menús se elaboran diariamente, son menús adaptados a las necesidades de cada usuario (según temporada, edad, condiciones de salud, etc.). Los menús son elaborados por dietistas diplomados y analizados por laboratorios clínicos para garantizar su máxima calidad y seguridad en la elaboración y servicio.
La cocina in situ permite al igual que en el resto de tipos de catering ofrecer una presentación atractiva de los alimentos y realizar las mejoras necesarias en los sistemas de servicio a partir de una adecuada evaluación continua del mismo, permitiendo también la máxima seguridad en la manipulación de los alimentos y en la higiene de las instalaciones.
Podemos decir que la cocina in situ debe ser el equivalente a catering de linea caliente, pero sin el inconveniente del transporte y posibles perdidas de temperatura de los alimentos.
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